Un médico de Marianao.

"Casi todos los médicos tienen su enfermedad favorita", escribió alguna vez Benjamin Franklin. Esta es mi enfermedad: escribir. De Marianao al Canadá, curando gente, opinando del calor, la nieve, las ciudades y enfermando de ideas personales.

domingo, octubre 17, 2010

Canción y fotos de otoño

La adoración por la canción romántica es inherente a los nacidos en esta parte del mundo. Especialmente la canción que representa asuntos del amor y desamor con el ingrediente básico de la tragedia melancólica con finales no muy prometedores. Los ejemplos abundan, rápidamente mencionaría el Tango, el Bolero y la Ranchera como los más típicos. Sin embargo los genes intrínsecos del romanticismo nos llegaron desde la madre España que luego fueron mezclados con la añoranza de los esclavos africanos y de ahí aquello que llaman nuestra idiosincrasia cultural y poética. En medio de toda esa certeza, hoy amanecí tarareando una canción del cantautor español José Luis perales. Veinte años atrás posiblemente no hubiera reflexionado mucho sobre el texto. Sencillamente nunca había experimentado a plenitud la estación del otoño. En el Labrador cada estación dura lo suficiente coma para sentirlas, aunque la primavera y el verano siempre están en desventaja. El tema de José Luis Perales es bastante ligero, pero sus versos se me antojan categóricamente reflejantes del estado de ánimo que induce un día de otoño. En un final todo es poesía aun cuando los versos no tengan el vuelo poético de un poema de Pablo Neruda.
cancion de otoño Jose Luis Perales » Baladas De Oro ».mp3

2 comentarios:

Lady Jones dijo...

¿Sabes, Mr? Lady se levanta con él también y canta esa de: "Hoy puede ser un gran día"...
Un beso de frío no tan frío.
LADY JONES

cubangerman dijo...

(Amaury Pérez)

Dame el otoño si apagué la llama urgente
de un sueño atado al cinturón de la caricia
y la ansiedad cual penitencia, eternamente,
si es que el deseo me robó la maravilla.

Dame la prisa de un olvido o anhelado
si no hubo beso que venciera lo azaroso,
la maldición de un golpe bajo en el quejido,
el sollozar de cuanta estrella atrapa el ojo.

Dame la luna para par de los suspiros,
que no lograron trascender la ventolera,
una sonrisa que devore la nostalgia
y que derrumbe, indiferente, primaveras!

Dame el castigo de una noche de aguaceros
y unas ventanas desafiando el aire frío,
para arriesgarle la ilusión a otra quimera
sin el influjo de lo atado... y lo perdido.

Dame esa mano, que arremeta contra todo,
lo que le huela a castidad y a cama limpia,
un contrabando de quietud y de sabores
que me sorprenda a cada vuelco de la vida.

Dame un océano de cruces y miserias
donde aliviarme de un recuerdo desmedido,
un horizonte de mentiras y cadenas
por cada gesto que reniegue de mí mismo.

Dame el azar para que invada los dominios
de un corazón ya corrompido y polvoriento,
¿por qué le sobran al amor y a los caminos
los corazones corrompidos y polvorientos?

Y dame, al fin, la sombra triste que en lo obscuro
sin más piedad deja la luz, sin voz ni vuelo,
¿por qué le estorban claridades y ternuras
a un torpe tipo avasallado por los sueños?

A un torpe tipo avasallado... por los sueños.

(1979)

he dicho y ole