Un médico de Marianao.

"Casi todos los médicos tienen su enfermedad favorita", escribió alguna vez Benjamin Franklin. Esta es mi enfermedad: escribir. De Marianao al Canadá, curando gente, opinando del calor, la nieve, las ciudades y enfermando de ideas personales.

miércoles, diciembre 30, 2009

Portocarrero


No llegan los olores
a mitad del camino aguardan
la mujer se ha teñido con las flores
la cabeza, las piernas y una parte del busto
canta algún pájaro pequeño
poemas y tensiones de un pincel
las memorias borran cortinas inéditas
del mármol resurge una mujer
o acaso las tendencias de la flor.

martes, diciembre 29, 2009

Intentos



Hago intentos
mas permanecer no se inscribe en medidas exactas
tengo las cuerdas, las tensiones y el poder de emitir señales
pero fracaso
solo llego a ser el medio hombre que puedo
injusto y perdonado
solo llego a ser el ímpetu que se corrompe
el temor, el universo.

lunes, diciembre 28, 2009

Sobre los avatares del destino.

Nunca creí en los designios del destino.
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Mirar, callar y reírme a carcajadas fue siempre la mejor estrategia para compensar la falta de aventuras y escapar de la rutina inértica de mis primeros 32 años.

Sin embargo, en el 98 las cosas empezaron a cambiar un poco. Tras el pedido urgente de médicos por el gobierno sudafricano, unos cuantos de nosotros decidimos intentar la travesía y cruzar la imponente barrera del idioma tanto como el misterio de las costumbres de otro país. En Sudáfrica conocí el verdadero significado de la palabra racismo y el odio que un hombre puede sentir hacia otro por el solo hecho de hablar lenguas diferentes y adorar dioses distintos.

Con espanto vi la muerte y la locura. De las garras de la violencia social y el espíritu corrompido de ese capitalismo colonial y contradictorio, emprendí el viaje sin retorno a las luces de la democracia y a la paz que simplemente emana de la palabra libertad.

Ahora vivo en un pequeño pueblo del Canadá donde el aire y el frío cortan las ganas de respirar. A pesar de la propaganda retórica de los ideólogos del inmovilismo confieso no haber visto un solo acto de insensibilidad humana. Este es un capitalismo total, de libre empresa, pero con un toque de igualitarismo social que nunca experimenté en Cuba.

Ya no me quedan reminiscencias de aquella idea barbárica y vil de la sociedad de consumo. Mi antiguo ideal de comunismo verde olivo y melodramático se ha desplomado como un castillo de naipes; hoy me siento pleno y puedo decir a los cuatro vientos que al fin vivo en un país libre, cual solamente puede ser libre (como bien dijo un difunto poeta cubano) en esta tierra y en otras, en este instante.

Sin embargo cada mañana tengo que mirar hacia el lago congelado que está opuesto a mi casa. Al parecer, por los avatares del destino, tendré que habitar un buen tiempo en este pedazo de hielo.

Algún día volveré a mi rincón querido y ojalá las nieves del tiempo no hayan derrotado mi fe, ni el verano se me haya ido cantando la vieja copla del manisero.

Como diría Sir Willian Osler: Nothing in life is more wonderful than faith.

sábado, diciembre 26, 2009

De Buena Fe en el Artime.

Buena Fe haciendo historia en el Teatro Artime, en la Pequeña Habana de Miami. Todos los cubanos que amamos la armonía estuvimos anoche también allí, de alguna manera.



El mismo tema, pero con mejor sonido (sin la opción de incrustar), ver AQUÍ.
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viernes, diciembre 25, 2009

Partir de cero.

Después de años lidiando con el árido ejercicio de la medicina en los bordes de la selva sudafricana, mudarse a las nieves de El Labrador parece ser un espacio de nuevas miradas y nuevos despertares de la conciencia.

La vida se vuelve a consagrar como un eterno retorno, y resurgen los reclamos líricos, la sed de tener opinión propia. Eso parece ser la blogósfera cubana, un universo donde siempre cabe alguien más para opinar, fabular, poetizar y publicar para quien guste pasar los ojos por sobre los renglones ajenos.

La democracia de internet nos deja participar de los brotes de genialidad tanto como de las opiniones idiotas. Hablar, acertar o equivocarse es un gusto para quien se inicia desde cero en la tarea de comunicar sentidos. Mucho más duro que un diagnóstico en el consultorio, mucho más arduo que una operación, que un parto difícil, mucho más enrevesado que un tratamiento coherente, las letras llegan como escapadas de un sanatorio: vehementes, depresivas, optimistas, suicidas, valientes, equivocadas, brillantes, malditas... todo a un mismo tiempo.

Siempre hay un primer paso para dar.