Un médico de Marianao.

"Casi todos los médicos tienen su enfermedad favorita", escribió alguna vez Benjamin Franklin. Esta es mi enfermedad: escribir. De Marianao al Canadá, curando gente, opinando del calor, la nieve, las ciudades y enfermando de ideas personales.

miércoles, mayo 26, 2010

El lenguaje de las dentelladas


Me hago eco crítico de este hecho repulsivo, donde un diplomático de la dictadura la emprende a ofensas y mordidas contra una joven participante en una demostración pacífica a la entrada de la representación diplomática cubana en Noruega. En el video se ve a una señora de mediana edad que calmadamente cruza la calle y se acerca a la persona que filma la escena, la ofende, hay algún intercambio físico acompañado de frases obscenas y en la confusión la imagen se va de cuadro y posteriormente se congela. Me llama la atención el hecho que la susodicha señora no ataca a los manifestantes con las pancartas y solo dirige su ataque canino hacia la menuda joven, luego identificada con el nombre de Alexandra y que parece tiene alguna experiencia en el negocio del modelaje y los videos musicales.
Este último incidente refleja una tendencia hacia la grosería y la pendencia como ejercicio diplomático, olvidando de manera consciente, las reglas básicas de la leyes de la diplomacia donde el dialogo y el respeto de la normas civiles son en extremo, condición clave e inviolable. No creo que la acción violenta de esta señora tenga algo que ver con la mal llamada combatividad revolucionaria sino más bien tiene que ver con la acción de una persona cargada de odio y frustración por la creciente respuesta mundial a las atrocidades cometidas en contra de los hombres y mujeres de nuestra querida patria.
Esta señora no representa el espíritu mambí de Mariana Grajales, más bien representa el comportamiento solariego y marginal que brota de las cuarterías y solares de la Habana, donde el tan cacareado brazo educador de la revolución no ha penetrado y donde la esperanza se fue a pique después de la entrada triunfal de los dictadores.
En un tono más científico me gustaría ofrecerles información potencialmente valiosa. Alrededor del 60 al 75% de las mordeduras humanas ocurren en los brazos, manos y dedos. De un 15 al 20% en la cabeza y el cuello y de un 10 a un 20% en el torso. Las mordeduras humanas tienen muy mala reputación debido al incremento en la susceptibilidad y frecuencia de las infecciones. Esto se debe en gran medida a su localización más común, las manos, nuestro instrumento de trabajo por excelencia.
Si usted intenta visitar a Cuba y necesita una visa, no se olvide de adquirir una armadura de malla y un casco con visor al estilo medieval. Esto pudiera salvar su vida o al menos evitarle una infección desagradable con la Pasturela multocida, Estafilococo dorado, Eikenella corrodens y otras bacterias frecuentemente encontradas en las mordeduras humanas.
Por lo demás los dejo con un pensamiento en inglés que encontré en una presentación médica a propósito de un estudio sobre mordedura humana:
Anxious and afraid of failure, woman between the ages of 20 and 30 years may become quite frustrated if they are not yet engaged to be married. We speculate that the bites were acts of frustration and desperation.
Aunque jocosa no creo este sea el caso de nuestra aguerrida cónsul. Aun así me pregunto: ¿será la menopausia la causante de su acción voraz y descontrolada?
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sábado, mayo 22, 2010

Un poema de amor y la primera jinetera.


El buen criminal siempre regresa al lugar del crimen, al menos eso decían los mejores detectives en las novelas negras que leía en mi adolescencia. En esta ocasión buscaba algún poema viejo para publicar. Sin pensarlo mucho seleccione uno que posee una historia personal acompañada, de esas que nunca se quieren contar pero que sin embargo con el paso del tiempo duelen menos. Sucede que existía esta bella muchacha, de esas que paran el transito en las intersecciones y son fruto cabal de la mejor combinación genética que ofrece el Caribe. Sucede también que era mi amiga y hablaba conmigo de muchas cosas incluyendo sus cuitas amorosas y deseos futuros. Sucede que en silencio yo la amaba como un perro—como se suele decir en buen cubano—pero desafortunadamente no era más que un ser invisible para ella, nunca o un poco más allá de los límites de la amistad. Por esas mismas razones disimulaba mis horas de amigo y confidente tras los buenos consejos y la esperanza de que algún día ella me viera de forma diferente y no como un satélite monótono y rutinario, presto a servir a la gran masa gravitatoria que constituye un planeta.
Entre col y col me inventaba otros amores, todos fugaces y muchos estrictamente platónicos. Quería mantenerme limpio y reservarme para mi esperado gran día. Como ocurre en muchas historias trágicas latinoamericanas, el aciago día nunca llegó, ciertamente no en mis términos. En una tarde común sentados en cualquier banco triste de un parque habanero mi amada amiga me dijo que andaba en amores con un extranjero que le doblaba su edad. Al principio me pareció una mentira, un sortilegio irreal como la misma belleza de mi Venus tropical. No podía imaginarme su arquitectura biológica perfecta siendo poseída por aquel amasijo de lípidos y carbohidratos— lo que representaba para mí— el victorioso rival.
A los veinte años eres capaz de crecerte ante muchas cosas. Mi amiga se caso con el extranjero, dio algunas vueltas por el mundo y finalmente regreso a la Isla, divorciada, sin terminar la carrera de medicina y sin más futuro que el de una jinetera profesional. Cuentan algunos que su estilo seductor se mantuvo al igual que su belleza y entre amante y amante conoció todos los hoteles de la capital al igual que los buenos y malos momentos de una prostituta ilustrada.
Nunca más supe de ella, de lo cual me he alegrado muchísimo en los últimos veintitrés años. Hoy solo me quedan los recuerdos y un poema escrito con despecho, desde la posición obvia de un perdedor. De cualquier manera nadie sabe cuando realmente se gana o se pierde, diría que todo es cuestión de categorías y un día estas abajo y otros un poco mas arriba.
Espero que les guste el poema.

Gobiernas
tras el divino asombro de los fuegos humanos
manteniendo viva las esperanzas del tiempo
por qué te vistes de cañas y centrales
y tejes sombreros con nuestra miseria
por qué te escapas del noble seductor
y abres tus piernas al mejor postor de las edades
no lamentes tu derrota frente al equilibrio de mis egos
bañate con mi sudor
para que el placer no muera en mi colmena.

miércoles, mayo 12, 2010

Toronto, el baseball y las alturas



Confieso haber tenido algunas reservas en torno a las grandes ciudades de Norte América. La propaganda de los noticieros describe una situación de violencia y agresividad social que a veces predispone a la más racional de las personas. Sin embargo todas mis incertidumbres quedaron despejadas a las pocas horas de la llegada a la gran ciudad de Toronto— quizás la más populosa de todas las ciudades canadienses, con una variedad étnica y cultural que con frecuencia hace olvidar a muchos que somos extranjeros en tierra adoptiva—. En general los ciudadanos de Toronto son muy educados y de buenas maneras, las calles impecables, casi asépticas, donde se puede caminar con tranquilidad sin temer ser asaltado o despojado de las propiedades individuales. La cultura peatonal es sencillamente esmerada, las manitas y hombrecillos en la luces de los semáforos son respetadas a la perfección y sin exageración puedo contar que nadie levanta la voz o hace exclamaciones indebidas en la vía pública.
El objetivo principal del viaje era disfrutar de algunos juegos de baseball en vivo y de paso apoyar a mi equipo preferido—Medias Rojas de Boston—los cuales estaban atravesando por unas de las peores rachas en ganados y perdidos en la historia del club. Mi equipo no me defraudó, barrieron elegantemente con los azulejos de Toronto—tres juegos contra cero— y con muchas esperanzas nos devolvieron el espíritu ganador de los últimos 100 años.
Entre juego y juego, Toronto invitaba a conocer sus entrañas. Nada monstruoso encontré en sus interiores.Ya desde la CN Tower, una de las estructuras mas altas fabricadas por el hombre, el paisaje se expande mas allá de la frontera canadiense y sin mucho esfuerzo se atisba en la distancia la ciudad de Búfalo en la costa sur del Lago Ontario. La belleza del lago es impactante y cuesta creer que aquella gran vastedad líquida es solo de agua fresca producto del continuo proceso de hielos y deshielos que desde tiempos prehistóricos predomina en la parte polar de este hemisferio.

A la altura de tres pisos sobre el center field



La gran torre en toda su elegancia



Sobre un simple cristal a 553.3 metros de altura



El hombre sobre el vacío



El azul inmenso del lago Ontario



El centro de la ciudad a orillas del lago


La estructura libre mas alta del mundo