Un médico de Marianao.

"Casi todos los médicos tienen su enfermedad favorita", escribió alguna vez Benjamin Franklin. Esta es mi enfermedad: escribir. De Marianao al Canadá, curando gente, opinando del calor, la nieve, las ciudades y enfermando de ideas personales.

domingo, enero 08, 2012

El Sol no da de beber.



No se puede tener todo, todo el tiempo.
Nacido y criado en Cuba, bendecido por el calor eterno de las aguas del Caribe, impregnado del salitre salvador y del sol bienhechor del trópico, poco pude imaginar que las naves de mi necesidad me hicieran carenar en esta parte del mundo.
Por razones históricas siempre he estado presto a quemar mis naves personales como el gran Hernan Cortés hiciera más de 500 anos atrás. En mi caso nunca ha sido para conquistar imperios exóticos ,sino mas bien para intentar pertenecer a un mundo que nos fue negado por las arbitrariedades de la historia o mas bien por el poder coercitivo de algunos hombres.
Ahora me auto titulo ciudadano del mundo. He estado en muchos lugares y si el todopoderoso o cualquier otra fuerza cósmica lo permitiese , seguiré en mi afán de adicionar estampas y cuños en mi pasaporte.
La vida es una secuencia de eventos. El nacimiento y la muerte no es nuestra opción. EL camino de un punto al otro depende mucho de nosotros, aunque a veces el mejor lugar no es el que mas queremos.
Ayer me di el placer incursionar en la belleza gélida del Labrador. -25 grados Celsius en el termómetro y un Sol que nunca llega al cenit. Ávido viajero al fin me he acostumbrado a encontrar la belleza en cualquier objeto, ya sea un lago congelado, una casa a la vera del camino o arbustos secos semi difuntos ya resignados a la espera del sueño primaveral.
De cualquier manera el frío del Sol del labrador me inspiró para escribir esta entrada. Como dijera un poeta cubano - recientemente muerto en vida- “ el sol no da de beber”.










4 comentarios:

damaso dijo...

bonito, escrito con sentimiento,cuentanos mas del labrador,tambien para nosotros un dia se abriran las grandes alamedas y regresaras a tus alturas de velen,un abrazo de tu hermano damaso

El Tinajón dijo...

Muy cierto: El sol no da de beber. Estamos hechos a los caminos, al andar incesante, a la aventura del peregrino. Por suerte, o por destino, lo cual no impide que estemos dispuestos a continuar mientras siempre sea por vivir en libertad.
Gracias por la entrega, mucho tiempo ausente. Saludos desde Berlin.

cubangerman dijo...

Es increíble hermano,pero siempre logras conmoverme y esto a pesar de que en estos días, después de mi visita a ese país donde el sol si no da ni de beber ni de nada solo agobio, te agradezco el que vuelvas a regalarnos a tus fans estas bellas reflexiones;las cosas,los objetos,los paisajess,somosos nosotros mismos quien lo hacemos bellos o no,da igual de donde seamos y por que emigremos,lo importante es saber que lo que vemos y hacemos nos da el pan y el bienestar que anhelamos

un abrazo pequeñin

Rodrigo Kuang dijo...

Hay una extraña tranquilidad en ese paisaje, lo mismo que en las palabras. Aparentemente es un paisaje extraño, ajeno a nuestra infancia tanto como lo sería un viaje espacial, pero la ruta del emigrado (o del exiliado) tiene esa característica primigenia: encontrar el alma propia en los sitios más insospechados.